En la práctica clínica como psicoterapeuta y consultora familiar, he encontrado que la integración de la teoría polivagal y la teoría del apego nos ofrece un marco poderoso para comprender y tratar las consecuencias de las experiencias adversas; nos permite traducir estos modelos teóricos a estrategias clínicas que dan lugar a la regulación del sistema nervioso y la reparación de vínculos establecidos.
La teoría polivagal, propuesta por Porges (2011), describe cómo el sistema nervioso autónomo responde a signos de seguridad y amenaza a través de tres estados jerárquicos que son el ventral vagal (da lugar a la conexión social), el simpático (hiperactivación como lucha/huida) y el dorsal vagal (inmovilización o colapso). Los tres estados son adaptativos; sin embargo, en algunos casos se convierten en patrones rígidos que limitan la capacidad de la persona para sentirse segura y conectada, dando lugar a creencias nucleares distorsionadas. Por otro lado, la teoría del apego enfatiza que la seguridad emocional se construye a partir de las primeras relaciones, por lo que las experiencias de abandono, abuso o negligencia dan lugar a cambios neurobiológicos, heridas emocionales que alteran la capacidad de regular emociones y establecer vínculos sanos, lo que da lugar a una serie de patrones disfuncionales.
Las perspectivas convergen, ya que el sistema nervioso permanece en hiperactivación o hipoactivación; por lo tanto, un patrón de apego inseguro dificulta la coregulación. En consulta, he trabajado con pacientes que, frente a situaciones particulares, experimentan una activación fisiológica y una desconexión con la vivencia. Hay que comprender que estos estados van más allá de ser “resistencias” o “la falta de voluntad”; en realidad son respuestas neurobiológicas que se aprendieron para sobrevivir.
La integración de estos modelos permite desarrollar intervenciones y planes de tratamiento que dan lugar a la mirada y al acompañamiento de la persona, integrando las tres dimensiones de su ser, desde el nivel fisiológico hasta el relacional. Por ejemplo, en una sesión con una paciente con historia de abandono, el abordaje a través del uso consciente del tono de voz y diversas técnicas de estabilización facilitaron su conexión a un estado de seguridad, lo que permitió el abordaje que da lugar a la reparación y resignificación de las experiencias sobrevividas.
El Diplomado en Teoría Polivagal y Apego, impartido por la Universidad Anáhuac Puebla, es esencial para que psicoterapeutas y consultores familiares adquieran herramientas basadas en evidencia que integren neurociencia y teoría relacional. Esta mirada favorece y transforma la relación terapéutica en un espacio de coregulación y sanación vincular.