En las fotos que publicamos, usualmente nos gusta compartir los momentos en los que estamos con la familia, los amigos, de vacaciones o alguna experiencia especial. Esos momentos en los que podemos decir que nos sentimos más alegres o realizados.
Son pocas las ocasiones en que vemos a alguien presumiendo el momento que pasa en el trabajo. Seamos honestos, en ocasiones sentimos que el trabajo es ese tiempo del día que tengo que cumplir para tener dinero para poder pagar los otros momentos que sí disfruto, es decir, un mal necesario.
Esto es cierto cuando la cultura de la organización donde trabajamos nos considera un engrane más en una máquina de producción, donde una persona es un gasto necesario para poder tener más ingresos, es decir, otro mal necesario.
Pero la película puede ser diferente. Y es por esto (y otros motivos) que surge el concepto de la empresa socialmente responsable que frecuentemente asociamos con aquellas organizaciones que ahorran papel, tienen vehículos eléctricos o que hacen donaciones a organizaciones de beneficencia. Una empresa socialmente responsable es la que crea una cultura que promueve la mejora de las personas, el planeta y las utilidades (3P en inglés: people, planet, profit).
Claro que cada empresa tiene su forma única de contribuir a estos tres objetivos; no es lo mismo un banco que una verdulería o que una maquila. A sí sea una empresa de 2 personas o una de 20,000 personas, una visión socialmente responsable se debe preguntar, primero, ¿cuáles son los efectos negativos que genera mi actividad empresarial?, para eliminarlos o mitigarlos y, segundo, ¿qué puedo hacer proactivamente para generar mayor beneficio a las personas, el planeta y las utilidades?
Estas dos preguntas, tomadas enserio, tienen el potencial de ser las detonantes de un cambio muy profundo. Las respuestas se convierten, casi automáticamente en un objetivo de la empresa. Por poner un ejemplo muy básico, si trabajamos en un banco y nos preguntamos, ¿qué efecto negativo produce nuestra sucursal? Posiblemente respondamos que fuera un gasto excesivo de papel que, a su vez, genera deforestación y consumo de agua dulce. Así, acabar con el gasto excesivo de papel, se puede convertir en un objetivo de responsabilidad social de nuestro banco.
Lo siguiente que hacen las empresas socialmente responsables, es preguntarse cómo lograr el objetivo que acabamos de identificar. Esa respuesta, ahora se convierte en un plan de acción con pequeñas tareas las que pueden colaborar muchas personas.
¿Qué provoca que el tiempo que dedico a mi trabajo lo vea como un mal necesario? Ésta también puede ser una buena pregunta para proponer un objetivo orientado al bienestar de las personas: mi bienestar y el de mis compañeros. Este puede ser un primer paso para cambiar la forma de pensar, sentir y actuar (es decir, la cultura) de mi empresa hacia prácticas orientadas a las personas y el planeta y que, por sus ciclos virtuosos, redunden en un crecimiento de las utilidades y la estabilidad de mi fuente de trabajo.
Ante los retos que implica el desarrollo de empresas socialmente responsables, la Universidad Anáhuac Puebla, ofrece la oportunidad de profundizar en el tema a través del Diplomado en Responsabilidad Social en las Organizaciones, el cual busca contribuir en la formación de profesionales capaces de atender las distintas realidades sociales que exigen una respuesta desde una perspectiva profundamente humana e integral.
Docente del Diplomado en Responsabilidad Social