La inflación general, de acuerdo con el último informe de la primera quincena de noviembre, ha descendido un poco a niveles de 8.14% a tasa anual, mientras que la inflación subyacente sigue aumentando.
Si bien es cierto que se desacelera en términos generales, uno podría pensar que empieza a verse el final del alza, para entrar en una línea descendente. Sin embargo, la inflación subyacente mide la inflación de mercancías, y si a eso le añadimos que lleva 18 meses de manera consecutiva al alza, con una tasa del 8.6%, entonces no podemos pensar en que hemos llegado a ver el final del ciclo alcista. Dentro de esta inflación subyacente lo que más está afectando es el hecho de que el alza mayor está en los productos alimenticios. Esto significa que muy seguramente, el Banco de México va a tener que subir las tasas de interés, tal vez no de la misma manera agresiva, pero definitivamente no se puede quitar el acelerador de la subida de las tasas de interés.
Todavía no tenemos los datos de todo el mes de noviembre, que seguramente podría tener una repercusión a la baja por los descuentos motivados por el buen fin, pero que indudablemente en diciembre volveremos a ver un alza en estos precios.
Esto enfatiza el hecho de que todavía tenemos mucha incertidumbre y por supuesto no es el momento de festejar que la inflación bajó, porque no ha bajado, tal y como lo muestra el comportamiento de la inflación subyacente.
Ello implica que al destinar mayor proporción del gasto en los alimentos que suben de precio, las familias dispondrán de menores recursos para los otros gastos, por lo que la llamada “cuesta de enero” será mucho más que eso en el 2023; mucho más empinada y aguda que lo que hemos vivido en años anteriores.
EEl conjunto de circunstancias hacia el 2023 implica que el poder adquisitivo bajará en nuestro país y que enfrentaremos una crisis económica de la cual aún no tenemos información ni de su duración ni de su profundidad, pero lo que si sabemos es que se presentará y que deberemos de estar preparados para hacerle frente de la mejor manera posible.
Desde la motivación, la principal acción debe ser la alineación estratégica, compartir objetivos y metas por parte de la organización con los colaboradores, para que puedan identificar hacia dónde dirigen su energía. Si el objetivo no es claro, las personas no pueden movilizarse hacia algo que desconocen o no saben cómo contribuye su trabajo al logro del mismo.
Para ello, el trabajo con líderes se vuelve indispensable, propiciando su desarrollo, potenciando sus competencias y generando ambientes de trabajo efectivos e inspiradores; siendo el área de recursos humanos una pieza clave en el proceso. Es por ello que la formación de las personas que laboran en esta área, es un eslabón primordial y estratégico, así como su especialización y certificación de acuerdo a estándares internacionales. A través de la maestría de Dirección Estratégica del Talento Humano de la Universidad Anáhuac Puebla, el profesional puede obtener tanto conocimientos teóricos como prácticos que favorezcan su acción en la empresa, siguiendo un programa que está alineado a las principales prácticas internacionales de vanguardia avaladas por HRCI, lo cual le permitirá tener mayor certeza al tomar decisiones estratégicas en cuanto a personal se refiere e implementar programas con un sustento apropiado, que sean de beneficio tanto a las organizaciones como a las personas que forman parte de ella.
Director Consultor de Consultoría Estratégica de Negocios. Doctor en Dirección de Organizaciones. Con experiencia profesional desde 1984 en diferentes áreas financieras y empresariales, y participaciones en diferentes organismos empresariales y académicos a nivel nacional e internacional. Conferencista nacional e internacional, coautor del libro Casos de Administración y colaborador de la revista expansión con diversos artículos en temas financieros y económicos.