El título de este análisis se eligió debido a que refleja lo que hoy está ocurriendo en términos de la ética en la investigación científica, la existencia de áreas grises, es decir que no se han logrado cubrir con estándares, lineamientos o principios que aseguren el apego a la ética y al mismo tiempo, la existencia de prácticas altamente reprobables que dan cuenta de un sistema corrompido, por decir lo menos.
Las normas que regulan la investigación científica, particularmente aquella con seres humanos, datan de 1947 con los códigos de Nuremberg derivados de los juicios del mismo nombre que condenaron los crueles experimentos que en su momento realizaron los Nazis con la población judía. Más adelante, se creó la Declaración de Helsinki en 1965 y posteriormente el informe Belmont en 1979, que estableció los Principios Éticos y Directrices para la Protección de Sujetos Humanos de Investigación. Son tres los principios a los que se hace referencia, el primero es el respeto a las personas, lo que implica reconocer su autonomía y por ende su participación consciente y voluntaria en las investigaciones. Asimismo, obliga a proteger a aquellas personas que por sus condiciones de salud y/o psicológicas, cuentan con una autonomía disminuida. El segundo principio es la beneficencia, lo que implica que la investigación nunca debe hacer daño y obliga a acrecentar al máximo los beneficios y disminuir los daños posibles. El último principio es la justicia, que implica tratar a todas las personas por igual y que iguales sean también los beneficios de la investigación.
Actualmente, la mayoría de los países cuentan con normas que en mayor o menor medida regulan la investigación con seres humanos, lo que se puede consultar en la Compilación Internacional de Estándares de Investigación Humana, que enumera más de mil leyes, reglamentos y directrices (denominados colectivamente como "estándares") que rigen la protección de los sujetos humanos en 131 países, así como los estándares de diversas organizaciones internacionales y regionales. Estas directrices y normas se aplican en general a la mayoría o a todos los tipos de investigación con sujetos humanos, a la investigación que se refiere a medicamentos, productos biológicos y dispositivos; registros de ensayos clínicos; lesiones producto de investigaciones; investigación social-del comportamiento; privacidad/protección de datos; materiales biológicos humanos; genética y embriones, células madre y clonación.
Lo anterior es un esfuerzo por regular la investigación y mantenerla dentro de estándares éticos que aseguren su contribución al bienestar humano. Sin embargo, la complejidad de los procesos de investigación y de publicación de los resultados de la misma, ha dado lugar a que no se normen aún la multiplicad de procesos y prácticas asociadas, generando vacíos y prácticas dañinas. En primera instancia podemos citar que, en el caso de América Latina y el Caribe, únicamente Brasil cuenta con estándares específicos que regulan la investigación social-del comportamiento. Asimismo, únicamente países como Panamá, México, Ecuador, Brasil, Chile y Colombia cuentan con regulaciones para la protección de datos personales o privados.
Por otra parte, en lo que se puede denominar mala conducta científica, Koepsell y Ruiz de Chávez (2015) mencionan los problemas asociados a las fuentes y citas dentro de una investigación, la recolección de datos, manipulación y curaduría y los conflictos de interés. Recientes casos muy mediáticos sobre el plagio de distintas tesis, dan cuenta de la gravedad del problema en lo que se refiere al uso de otras fuentes de información y a la citación de otros autores, tomando material como propio cuando pertenece a alguien más. Por otra parte, también son conocidos los casos en los que investigadores han manipulado o bien inventado datos de investigación, dando lugar a falsos resultados y publicaciones. Se han documentado también casos de conflictos de interés en los que entidades privadas como empresas farmacéuticas, de alimentos y otras que han financiado determinadas investigaciones, dan lugar a un sesgo en los resultados, mismos que las favorecen en diversas formas.
Bibliografía
International Compilation of Human Research Standards | HHS.gov
Koepsell, D. y Ruiz de Chávez, M. (2015). Ética de la Investigación. Integridad Científica. Comisión Nacional de Bioética/Secretaría de Salud. México.
Coordinadora del Doctorado en Liderazgo y Dirección de Instituciones Educativas