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Seguridad humana, surgimiento de un nuevo paradigma

26 de agosto, 2020

En 1994, a mediados de una década que nos acerca vertiginosamente al milenio y está plagada de ciertas crisis violentas y económicas, surge en el panorama mundial una expresión nueva, amplia y multidimensional. Ante el análisis de los informes del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), se propone un término mucho más amplio que responde a la dinámica exacerbada de la inseguridad humana, definida en términos simples como un conglomerado de crisis que crecen exponencialmente e invaden todos los aspectos de la vida de las personas.


Tras advertir que el tema de la inseguridad no se limita a la seguridad territorial, sino a la dignidad, protección y empoderamiento de individuos y comunidades, se abre la posibilidad de que algunos actores, como lo es la Universidad Anáhuac Puebla, piensen, reformulen y rediseñen el marco teórico desde el cual se integran las políticas públicas que hacen frente a la inseguridad. Empecemos entonces por señalar que la connotación individual y comunitaria de Seguridad Humana modifica la idea de que el tratamiento de la inseguridad sólo corresponde al Estado y, por tanto, no debería responder a sus intereses, ni a los de las empresas transnacionales. Responde, más bien, a dimensiones mucho más complejas de la vida de cada persona, como la seguridad económica, alimentaria, de salud, ambiental, personal, comunitaria y política (Leal Moya, L., 2005).

La Seguridad Humana cubre formas de prevención e incidencia en problemáticas como la pobreza, movimientos y migraciones indocumentadas, tráfico de drogas, armas y trata de personas, terrorismo, pandemias y crisis sanitarias, seguridad laboral, participación ciudadana, entre otras. Así, podemos hablar de ciertos ejemplos de políticas públicas que se adaptan al cambio de paradigma en materia de seguridad. Optando por un concepto más bien de seguridad ciudadana, Bogotá implementó una política pública que se preocupaba también por la recuperación de espacios públicos y la cultura ciudadana como elementos principales para el desarrollo. En el caso de Cali, el programa Desarrollo, Seguridad y Paz (DESEPAZ), redujo las tasas de homicidio a corto plazo (Carrión, 2003). El Programa de Seguridad Ciudadana del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Argentina, también abrió la puerta a la coproducción de seguridad entre la policía y la participación comunitaria. (Pergoraro, 2002). Finalmente, países como Inglaterra o Australia involucran políticas de crianza y parentalidad positiva para modificar la violencia desde las bases de la estructura social.


Ocurre también un fenómeno de influencia mutua entre el ámbito global y local que debemos revisar puntualmente. La Seguridad Humana implica una condición universal; significa proteger “a las personas expuestas a amenazas y a las situaciones de riesgo, en cualquier lugar, robusteciendo su fortaleza y aspiraciones” (Fernández Pereira, J. 2005). En este sentido, la Seguridad Humana ha sido un eje rector de la política exterior, como lo prueban las agendas de países como Canadá, Noruega, Suiza, Japón o Chile. Intentos como la III Cumbre de las Américas, la OEA y los pronunciamientos de ministros de Relaciones Exteriores, ponen en la mesa prioridades de política exterior que complementa, según estos países, la seguridad convencional dentro de cada nación, procurando también la participación de la ciudadanía y la sociedad civil. Es posible argumentar que estos intentos, además, sean el camino para una cultura de paz global.

Tras este panorama, no podemos más que argumentar que la Seguridad Humana complementa otros conceptos, como el del desarrollo humano y los Derechos Humanos, pues considera riesgos y amenazas que necesitan de redes de apoyo, mecanismos de participación y resiliencia comunitaria para solucionarse. Además, considera la participación de actores tradicionalmente no asociados a la resolución de la inseguridad, como la sociedad civil, redes sociales, empresas, universidades y otros. Para que estos instrumentos, políticas y actores funcionen e incidan positivamente en la procuración de necesidades y derechos de las personas, la Universidad Anáhuac de Puebla propone el Diplomado online “Estudios Avanzados en Seguridad Humana”, que permitirá hacer un análisis detallado de las respuestas y perspectivas que actualmente identificamos en materia de seguridad humana y generar propuestas concretas en nuestra realidad nacional.  

Bibliografía

Carrión, F. (2003). El municipio en la seguridad ciudadana: Un panorama latinoamericano. Memoria del Seminario Internacional «Ciudades más seguras», 1, 33 – 41. 2 de marzo de 2019, De FLACSO Andes Base de datos.

Fernández Pereira, Juan Pablo. (2005). Seguridad humana (Tesis doctoral). Universidad Autónoma de Barcelona, España.

Leal Montoya, Leticia. (2005). Seguridad humana: la responsabilidad de proteger. Bol. Mex. Der Comp., México, v. 38, n. 114, p.1117-1138.

Pergoraro, J. (2002). Las políticas de seguridad y la participación comunitaria en el marco de la violencia social. En Violencia, sociedad y justicia en América Latina (29 – 55). Buenos Aires, Argentina: CLACSO.

Mtra. Georgina Ruiz Toledo
Coordinadora del Centro de Investigación de la Universidad Anáhuac Puebla
Doctorante en Ciencias de Gobierno y Política