Autorregulación emocional
24 de abril, 2025
Ser el piloto de mis emociones, sin que éstas me manejen a mí.
Las habilidades de regulación emocional son aquellas que nos permiten conocer con claridad qué emociones presentamos, cómo se manifiestan, y qué elementos van acompañados cuando estas se presentan, como pensamientos, sensaciones físicas, impulsos, detonadores y consecuencias de nuestro actuar cuando seguimos lo que nos dictan las emociones.
Estas habilidades requieren de la capacidad de observar tu “ola emocional” sin juzgarte a ti mismo, conociendo lo que cada emoción viene a comunicarte, pues cada una de las emociones, aun cuando pueden ser displacenteras, provienen de nuestra biología y están al servicio de la supervivencia humana.
El miedo por ejemplo, nos enseña que hay una amenaza en el ambiente y nos lleva a buscar seguridad, a través de darnos señales físicas como palpitaciones en el corazón, temblor en el cuerpo, respiración entrecortada. Esto nos lleva al impulso de movernos y correr para buscar un lugar seguro. Ahí es donde se cumple la función de la emoción, ponernos a salvo.
No obstante, hay ocasiones en las que las emociones ya duraron mucho tiempo, y actuar dejándote llevar por tus emociones no es efectivo, por ejemplo cuando tienes que presentar una exposición oral y tus compañeros y profesores te apoyan y se muestran amables, pero tú prefieres evitar exponer por miedo a la reacción de tus compañeros.
Es así, como una de las claves a considerar para ser el piloto de tus emociones es hacerte las siguientes preguntas: ¿Cuál fue el evento que provocó mi emoción?, ¿Cuáles son mis interpretaciones, pensamientos y suposiciones sobre el evento? ¿Mi emoción y/o su intensidad concuerdan con los hechos ocurridos?, ¿Es efectivo actuar de acuerdo con la emoción?
Si la emoción no concuerda con los hechos, es más intensa comparado con el evento ocurrido y no es efectivo actuar los impulsos de mi emoción, como por ejemplo, gritar en una reunión escolar cuando estoy enojado.
Es ahí cuando podemos usar la habilidad: “Acción opuesta” que significa oponerte a lo que te dicta la emoción o el impulso de acción.
Considera el siguiente ejemplo:
José quiere hablar con su novia porque se encuentra molesto porque ella llegó 15 min tarde a la cita acordada. Él tuvo un mal día en la universidad, pues reprobó 1 materia, y además, una noche antes tuvo insomnio.
José siente enojo cuando María llega tarde a la cita y siente el impulso de gritar y reclamarle. José observa que el nivel de intensidad de su emoción es de 9 (su emoción es más intensa comparado con la situación, pues es la primera vez que María llega tarde). José hace una breve pausa y nota las sensaciones en su cuerpo, observa que hay enojo y tristeza porque María no llegó a la hora acordada y reconoce que si actúa gritando podrá suscitar un conflicto mayor, por lo que él decide actuar lo opuesto del impulso de la emoción, y en vez de gritar, respira, y le comenta a María de una manera amable que se siente molesto de que ella llegó tarde, le pregunta lo que sucedió y establece acuerdos con ella.
Acción opuesta es una de las herramientas que nos ayudan a cambiar nuestras emociones y convertirnos en el piloto de las mismas.
Te invito a conocer más a detalle ésta y otras habilidades para regular las emociones en el Diplomado en terapias contextuales que oferta la universidad Anáhuac.
Jeanette Jiménez
Soy Psicóloga, maestra en Psicoterapia sistémica. Especialista en niños y adolescentes. Trabajo en consulta privada con niños, adolescentes y adultos desde el enfoque de terapias contextuales y de terapia sistémica. Me he formado en entrenamientos en DBT para trauma complejo (DBT EP), DBT Adolescentes y DBT-C (DBT niños). He participado en varios equipos de supervisión terapéutica desde ambos modelos.