Psicoterapia eficiente para las emociones actuales.
09 de junio, 2022
Durante dos años, he escuchado en mi consultorio infinidad de historias doloras, más de las que habitualmente recibo de mis consultantes. Cada historia es única y vivida intensamente por cada persona que se sienta en frente mío. A partir de mi experiencia clínica los retos principales post pandemia de la psicoterapia son la ansiedad, el miedo, el enojo y la tristeza. Hoy quiero platicarles cómo se manifiestan esas emociones en las personas, cuándo se convierten en problemáticas y cómo los psicoterapeutas podemos ayudar a afrontarlas.
Todas las respuestas que nuestro sistema humano tiene ante un estímulo son consecuencia de un procesamiento individual y único, determinado por un conjunto de factores innatos y aprendidos. Estas respuestas y sus consecuencias van retroalimentando esos procesamientos y los actualizan, de manera que iremos modificando nuestro procesamiento y aprendiendo a dar distintas respuestas.
Hay eventos sin precedente, de los cuales aún no existe información que ayude a nuestro sistema a tener respuestas adaptativas para afrontarlos. Esto deriva en que el sistema, tenga una serie de respuestas problemáticas que generen malestar al individuo y ocasionen dificultades en su entorno. Precisamente, esto nos ocurrió a todos con la experiencia de la pandemia, el aislamiento, la enfermedad, los duelos, el regreso, etc.
Cuando estamos a la expectativa de que algo malo puede suceder, se activa la ansiedad por una amenaza detectada, pero aún sin clarificar. Tener la constante amenaza del contagio, activó en muchos de nosotros, cuadros ansiosos que nunca habíamos experimentado y potencializó el malestar de quien cotidianamente lidiaba con esta enfermedad.
Al clarificar que estábamos en riesgo de muerte por el contagio, surgían dos respuestas: el miedo y el enojo. El miedo nos motiva a huir de la amenaza, provocando acciones como el aislamiento. El enojo tiende a dirigirnos buscando destruir la amenaza. Finalmente ambas tienen como propósito escapar del peligro inminente.
Por último, la tristeza aparece para que el sistema detenga todos los intentos infructuosos de evadir o destruir la amenaza, resignándose a que no podrá evitarla y tratando de conservar la mayor cantidad de energía posible para seguir con vida. Si esta actitud se presenta frecuentemente, se perpetua y se mantiene, lo cual origina cuadros de depresión en las personas.
Todas las emociones antes mencionadas, tienen en sí mismas, la función de mantener nuestra supervivencia, pero se convierten en problemáticas cuando provienen de estímulos que no lo ameritan o son demasiado intensas. Por ejemplo, no querer ir a trabajar de manera presencial por miedo a contagiarse o no salir de casa por el pensamiento de que “puede pasar lo peor”.
Los psicoterapeutas requerimos más que nunca, comprender que cada una de las emociones en nuestros consultantes, responde a la manera en que interpreta las situaciones que enfrenta. Además, necesitamos herramientas de intervención que motiven el cambio tangible en los consultantes de una manera eficaz, es decir, de rápida actuación y precisa.
En la Universidad Anáhuac, conscientes de estas necesidades de formación profesional, ofertamos el Diplomado en Psicoterapia Eficiente, que ayudará a comprender los fenómenos psicológicos desde una mirada integrativa, basada en la evidencia y a partir de esto, utilizar una técnica innovadora para diseñar intervenciones precisas que motiven el cambio en las personas. Una intervención eficiente, hará que el clínico provoque propositivamente en el consultante, vivencias que cambien el contenido de sus procesamientos mentales aprendidos, de manera que la situación que es clasificada como amenazante, deje de ser tal.
Estoy convencida que estos nuevos retos de la psicoterapia motivarán cada vez más a que los clínicos busquemos formación adecuada para brindar la mejor atención a nuestros consultantes y así contribuir a atender los efectos de la pandemia en la salud mental.
Mtra. Claudia Isabel Ramos Rivera
Maestra en psicoterapia por la Universidad Iberoamericana de Puebla. Cuenta con la certificación de su práctica clínica a nivel nacional por la Asociación Mexicana de Orientadores Psicológicos y Psicoterapeutas (AMOPP) y a nivel internacional cuenta con la certificación (NBCC) National Board for Certified Counselors. Está entrenada y es entrenadora en la Técnica de Precisión e Integración (TPI). Es coordinadora de la Clínica de psicología de la Universidad Anáhuac Puebla y docente de la Escuela de Psicología a nivel licenciatura y maestría.